Los amantes del teatro estamos de enhorabuena , vuelve Lolita Flores, vuelve el arte. Ocultar que Lolita Flores se ha convertido en una de nuestras debilidades sería absurdo porque es de sobra conocido, pero si ella vuelve con proyecto emocionante, desnudo, directo y desgarrador que nos permite conocer aún más su talento interpretativo estamos de una profunda enhorabuena. Comentaba con buena criterio Carlos Calero, responsable de prensa de la actriz , ” es sin duda uno de los mejores papeles que le he visto nunca”, y lo refrendamos desde aquí , es una cita inenudible.
Después de divertirse como nadie con el éxito de “Sofocos” y “+ Sofocos” y de encerrarse en Madrid dos días para “dar otro aire a su música” , Lolita ha decidido subirse de nuevo a las tablas con un proyecto desgarrador, potente, que te deja sin aliento por momentos, es de esos textos que te deja sin aire por momentos, sólo comparable a la profundidad de aquellas “Cinco Horas con Mario”. Es un proyecto sencillo , casi austero donde se deja libre la “desnudez interpretativa de la artista” que deja bien claro, que ha vuelto y que está en plena forma.
La plaza del Diamante, de Mercè Rodoreda, se desarrolla en los años de la posguerra. Cuenta la historia de Natalia, “La Colometa”, una chica huérfana de madre, que se siente perdida en el mundo y que verá partir y morir a sus seres queridos, pasará hambre y miseria y se verá muchas veces incapaz de sacar adelante a sus hijos. La novela es una crónica fiel de la Barcelona de posguerra y de cómo marcó este periodo histórico a sus habitantes.
Lolita Flores interpreta, con su característica fuerza en los escenarios, este duro monólogo interior, costumbrista y desgarrador.
Mercè Rodoreda está considerada una de las escritoras de lengua catalana más influyente de su época y su obra se ha comparado a veces, por su estilo y su capacidad descriptiva, con la de Virginia Woolf.
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